Peña Fontesquera y pico del Lago



Desde la primera vez que entré en el valle de Tronisco, la peña Fontesquera atrajo mi atención. Es verdad que de aquella no conocía su nombre, al igual que hoy, tampoco lo tengo muy claro. Lo bueno sería hablar con la gentes del lugar, pero de momento, el nombre que aparece en el mapa.

Mucho he tardado en ascender este monte. Procedía hacerlo recorriendo el hayedo de Tronisco, para entrar al valle del mismo nombre y ascender por la arista hasta la cumbre.

Lo malo, la niebla, que decidió no dejarme ver las vistas desde su cumbre, ni desde la cima vecina de Pico del Lago.

A las fechas en que estamos, la laguna que da nombre al pico se encuentra seca.

De la cima del Pico del Lago desciendo hacia los Pinares de Lillo, un trayecto prohibido y donde me desoriento más de una vez.

 El Susarón.

 El hayedo de Tronisco. Un bosque pequeño pero maravilloso. Aún es pronto para que sus hojas se incendien.



 El camino desemboca en el valle de Tronisco. Un valle precioso, de película. La peña Fontesquesa sobresale.


 Las praderas de Tronisco ya agostadas y la peña de San Justo, patrona de los jueces en otras épocas.

 Hayedo de Tronisco.

 La arista que voy recorriendo.

 Un buen punto para volverse y contemplar el valle de Puebla de Lillo y el Susarón.

 Cima.

 Desciendo por la vertiente este, y entre collados me dirijo a la laguna.

 Más seca que la mojama.

Poco después entro en el reino de las nieblas. Deambulo por la cima y vuelvo sobre mis pasos hasta que veo las praderas de los Pinares de Lillo.

Por donde regreso a la carretera.